martes, 25 de mayo de 2010

Historia del anarquismo (III)

Movimientos pre-anarquistas en la baja edad media.

Ha pasado la alta edad media (Siglos V-X), una época oscura, de miseria, guerra e importante retroceso cultural.
Sin embargo desde comienzos del siglo XI ha habido una serie de buenas cosechas encadenadas que han traído mejores tiempos y un importante crecimiento demográfico. En este momento el cristianismo se coloca a la par del islam y en no mucho tiempo acabará por superarlo como civilización. Las ciudades y el comercio crecen, aparece una burguesía incipiente y determinados avances en la agricultura (Como la collera o el arado con punta de hierro) aumentan la producción agraria.
Sin embargo el campesinado no se ve favorecido por estos avances. Al aumentar la producción, los señores feudales elevan las rentas sobre los campos, las herramientas, los molinos o las herrerías para mantener a los humildes bajo su yugo.

Pero esto cambiaría, al menos en un determinado espacio y durante un determinado tiempo. Tal época es conocida como el "Renacimiento del siglo XII". En el norte de Italia aparecieron una serie de villas independientes del sistema feudal denominadas "Comunas". Muchas de dichas comunas eran agrarias y tales se organizaban de un modo colectivista, poniendo en común campos y medios de producción. Su organización política seguía consistiendo en el patiarcado imperante en la época, pero con una novedad de carácter antiautoritario, el asamblearismo. Es decir, los distintos cabezas de familia formaban una asamblea de iguales en las cuales las decisiones se tomaban por democracia directa.
Sin embargo Federico I Barbarroja, emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico, no vió con buenos ojos la autonomía de tales comunas y les declaró la guerra. En la batalla de Legnano (Año 1176) la caballería fue vencida por primera vez por tropas de campesinos que aprovechando el terreno se armaron con picas y derrotaron a los germanos.

Al hecho de las comunas le acompañan multitud de revueltas campesinas en ese mismo tiempo en la mayoría de naciones europeas que evidencian un cierto auge de la lucha de clases.
Sin embargo todos esos movimientos fueron siendo aplastados de forma salvaje por el feudalismo, todavía muy fuerte en aquella época.
Encontramos este enfrentamiento entre el siervo y el señor reflejado en el ideal mítico de Robin Hood, aquel bandido que robaba a los poderosos para repartirlo entre los humildes.

Los esbozos libertarios en el pensamiento renacentista.
Con el renacimiento se da una fuerte y rápida revolución del pensamiento. No es por tanto de extrañar que en algunos de sus autores se reflejaran ideas libertarias.

El escritor François Rebelais ya situó en su obra Gargantúa y Pantagruel una abadía ficticia llamada Thelema, cuya única regla era "Haz tu voluntad". Siendo una obra humorística, en esta abadía Rebelais establece una sociedad utópica, en la cual los hombres son capaces de vivir sin leyes ni cadenas, únicamente guiados por su virtud natural.

Encontramos también ideales libertarios en los ensayos de Michel de Montaigne. Habiendo sido criado en un ambiente tanto de gran cultura, como de trabajo duro, Montaigne conocía los distintos puntos de vista de la sociedad de su época. Criticó el dogmatismo y el fanatismo religioso, así como la conquista de América: Siendo el primero en calificarla de una victoria de la esclavitud.

Otro filosofo Francés es Étienne de la Boétie, gran amigo de Montaigne, que a la temprana edad de 18 años escribió el Discurso sobre la servidumbre voluntaria o el Contra uno. En este escrito se critica el absolutismo con sorprendente erudición y solidez. Cuestiona la legitimidad de la autoridad y analiza las razones de la sumisión. Dando a entender una incipiente teoría de la libre asociación y el contrato social y haciendo hincapié en tener siempre la libertad y el derecho natural como un objetivo primordial. Ésta obra está considerada como una de las principales precursoras del anarquismo moderno.

Aparecen también en el renacimiento dos obras enfocadas a describir la sociedad ideal: La Utopía de Tomás Moro y la Ciudad del Sol de Campanella. En ambas se muestras ciudades en las que la propiedad es comunitaria, los trabajos pesados son rotativos y la autoridad, si bien no llega a desaparecer, es delimitada por la razón y nunca por la fuerza.

Encontramos pues, en el pensamiento humanista del renacentismo, la aspiración a lograr un ser humano en sus plenas facultades, dueño de sí mismo y sus derechos y que vive en hermandad e igualdad con el resto de los seres humanos.

Continuaremos próximamente con las utopías piratas, la revolución francesa y el origen del anarquismo moderno.

Salud y libertad.

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